En silencio, en la más absoluta oscuridad rota por la tímida luz de una vela morada, el olor a incienso y especias, un halo de espiritualidad y paz rebosaba en aquella habitación, una figura búdica de piedra rugosa presidía aquella sesión de meditación en el salón de mi casa marbellí mientras mi cuerpo se inundaba de olores a canela, bergamota, lavanda e incienso. Después de unos segundos de relajación entré en un gran estado meditativo, práctica que sigo desde hace bastante tiempo. Una ligera voz mezclada de un sentimiento de agonía y desesperación brotaba de mi interior. En un principio pensé que alguno de mis guías querría comunicarme algo, pero no era voz, no era sonido, no era audible por mí ser. Era algo diferente a lo que había escuchado hasta entonces, se comunicaba conmigo a través de mi cuerpo, eran mis brazos, mis pies, mis ojos, mi corazón, mi nariz, era cada una de las células de mi cuerpo las que transmitían un mensaje, podía percibir como mis cabellos expresaban esa agonía y malestar, era una sinfonía de manifestaciones internas las que producían el siguiente mensaje:
“Por fin lo has conseguido, has traspasado la barrera del ego y me has permitido expresarme, aunque llevo muchos años haciéndolo nunca me has escuchado. He cuidado de ti desde antes que nacieras, ya en el vientre de tu madre cuidaba de ti. Cuando naciste no me separé de ti en ningún momento, cuando tenias frío te calentaba, cuando te herías yo te curaba, cuando tenias fiebre yo te enfriaba, cuando llorabas permitía que las lágrimas bañaran tus mejillas. Mientras tu dormías yo respiraba por ti, cuando comías yo transformaba el alimento en energía, yo te he permitido sonreír, bailar, correr, amar, jugar, pero no soy nada sin ti.
Ahora que has encontrado el sendero de la paz interior y de la quietud has permitido que esta comunicación trascienda al interior de tu ser, ya estás preparado para recibir un nuevo tipo de información. Mientras yo cuidaba de ti, tu ni siquiera te has preocupado de mi, solo te ha interesado mi aspecto exterior pero olvidaste cuidarme por dentro. Yo me alimento del prana (Energía vital), del aire, de tus sueños, de tus pensamientos y de lo que tú comes y precisamente de lo que tu comes yo creo tu sangre, tus huesos, tus células, tu cerebro, yo te doy vida y tu me alimentas con química, con sintéticos, con animales muertos, con sustancias venenosas, con malas energías, me alimentas con muerte!.
Yo soy un milagro, no existe en el mundo nada ni nadie tan poderoso, perfecto y tan mágico como yo, soy un regalo divino para un ser divino déjame que te muestre el camino de la perfección y del equilibrio, porque nadie mejor que yo se lo que me conviene, porque yo cuido de ti y también de mi, cuido de los dos a la vez, pero no soy nadie sin ti, dependo de ti y tu dependes de mi, deja que yo, TU CUERPO, me pueda expresar y comunicarte mis necesidades. Poco a poco descubrirás los beneficios de dejar que me exprese y poder escucharme”.
Después de aquella sesión me sentí otra persona diferente, algo dentro de mi había cambiado. Había conseguido un canal de comunicación entre mi cuerpo y mi ser más profundo y eso me daba la sensación de no estar solo. De repente la soledad desaparece y encuentras un verdadero amigo, ese amigo que siempre ha estado contigo y que solamente te dejará cuando llegue el momento de partida.
Curiosamente, yo carnívoro de toda la vida, empecé a aborrecer la carne y a interesarme por la verdura y todo lo relacionado con la cocina sana. Aunque seguí durante algún tiempo bastante largo comiendo pescado, fue mi propio cuerpo el que me dijo que era hora de dejar también de comer pescado y centrarme aún más en la comida ovo-lácteo vegetariana. Empecé a sentir mucha curiosidad por algunas disciplinas que hasta entonces desconocía como el Reiki, Tai-chí, Yoga, Chi-Qung, que me han rejuvenecido y han permitido centrarme aún más en mi ser y en mi propia realidad. Desde que comencé mi aventura vegetariana y espiritual no he tenido necesidad de ningún medicamento ni de médicos, mis jaquecas desaparecieron, mi alergia casi no existe, no me resfrío, descanso y duermo mucho mejor, puedo oler el aire y respirar la luz del sol, puedo escuchar al universo, al viento, a las plantas y lo que es mejor me siento SANO y FELIZ.
Me encantaría que vosotros pudierais llegar a este estado de paz y equilibrio y si la montaña de vuestra vida está llena de conocimiento aquí os dejo mi puñado de arena en forma de experiencia y la sabiduría que llevo conmigo hasta el día de hoy. Porque no estoy aquí para enseñaros nada pero si para mover algo dentro de vosotros.
